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La locura del hombre pueblerino

Foto del escritor: Valeria  RivasValeria Rivas

Lejos de la ciudad, donde la chicharra de los autos dejaban de sonar, donde el sonido de las ambulancias no molestaban más los sueños y otras cosas más. Vivía un hombre solitario, vagabundo y desliñado, pero el amor que le tenia a sus caballos eran especial. Los cuidaba con mucho amor, los atendía con mucha paciencia y salía a pasear con ellos cada mañana.

Como cada día, este hombre estaba acostumbrado a salir cada mañana con su caballo. Este hombre siempre pensó que los animales son más fieles que los mismos humanos, estos se comunican con los humanos a través de los sonidos, sin embargo, lo que comparten los seres humanos y los animales son los sentimientos que se acumulan al compartir una conexión

.Al llegar al establo este relinchaba de emoción al oír sus nombre para cada aventura. ¡Domingo, Domingo, ya nos vamos a pasear! ¿No estás emocionado? Vamos ya, exclamaba su dueño, pero no oía una respuesta de su caballo. Se acercó lentamente a verlo y no estaba. Con una desesperación por dentro, un par de lágrimas en los ojos y mucho dolor, este hombre entristecido gritaba el nombre de su caballo desaparecido.

No era normal que ocurran estos robos a sus campos, que toquen sus caballos estaba prohibido hasta para los mismos vecinos. Si este hombre no había lastimado a nadie ¿Quién podría ser tan malo como para robarle a su hijo? Salió corriendo gritando el nombre de Domingo. La gente ya sabía, este hombre como costumbre estaba perdido.

Como cada domingo este hombre salía, cada mañana corriendo por los campos aledaños gritando el nombre de Domingo, lo que no sabía este hombre que en realidad la edad ya había venido y que la memoria había perdido, su mente lo engañaba y domingo no había desaparecido simplemente nunca había existido.




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