Santiago y Lorenzo eran una dupla de amigos que desde muy pequeños escucharon la leyenda de “Loto”, que se trataba de una misteriosa flor que crecía en las profundidades de la laguna Cruz azul y supuestamente era mágica, haciendo que las personas vivan más de lo normal y mantengan una juventud eterna. Ellos en mente de que su amistad dure más que las de otros se ponían a investigar sobre esta leyenda después de salir del colegio, aunque muchos compañeros les decían que era algo imposible, ellos nunca se desanimaron.
Mientras pasaban los años la búsqueda de “Loto” como ellos la llamaban, se hacía más extensa y con menos probabilidad de encontrarla, la dupla de amigos iba creciendo y poco a poco se iban alejando por culpa de las responsabilidades que tenía cada uno. Santiago empezó en un noviazgo juvenil con una chica del barrio de donde vivía y Lorenzo celoso de que ya no pasaban tanto tiempo juntos empezó a juntarse con otro tipo de chicos muy diferente a Santiago.
Al terminar la secundaria este par se volvió a unir gracias a la coincidencia de salones, arreglando las cosas tocaron el tema de la leyenda de “Loto” entre risas y recuerdos les volvió a dar la curiosidad de la existencia de esta flor, por un lado, Lorenzo se negaba a creer sobre la existencia de esta flor diciendo repetitivamente que eran cuentos de niños, mientras de Santiago aún guardaba la esperanza de poder encontrarla.
Un día hablando de esta leyenda en el recreo, uno de sus compañeros logra escuchar sobre esta misteriosa flor y lentamente se acercó hacia ellos y soltó un comentario al aire “Yo conozco esa laguna”, el par de amigos se quedaron mirándose fijamente a los ojos y con un movimiento rápido de cabeza le empezaron hacer preguntas, ¿Dónde es? ¿Ya has ido? ¿Viste la flor? ¿Cómo es?, sin darle tiempo de responder cada una de las preguntas el raro compañero que se les acercó salió corriendo asustado sin mirar atrás.
Al llegar al salón un poco más tranquilos, fueron hasta su carpeta hacerle la propuesta de que los ayude a encontrar la dichosa flor de loto, el compañero un poco inseguro accedió y les dijo que a las 6pm se reúnen en el último escalón del puente rojo que estaba al costado de la laguna Cruz azul. Llegó la hora del encuentro y muy nerviosos vieron a lo lejos a una sombra pequeña, era el que los estaba esperando.
Ya estando los tres juntos caminaron por la orilla de esta laguna pasando por lodo fresco y algunas ramas rotas que estaban en el piso llegaron hacia unos botes, el compañero mirándolos nerviosamente les dijo que él podía llegar hasta ese lugar, ellos debían seguir solos. Santiago mirando a Lorenzo con ojos temerosos le dijo que debían resolver el misterio de esta flor, una vez en el bote empezaron avanzar rápidamente hasta llegar a un árbol gigante en el medio de la laguna y allí estaba, una flor con un color muy llamativo, pero con tamaño tan pequeño que se veía muy indefensa.
Al mirarse uno al otro se dieron cuenta que su aspecto ya no era el mismo, tenían más arrugas en la cara, se había encogido un poco, pero mantienen la misma sonrisa de siempre, en ese momento entendieron que así pase todo el tiempo del mundo ellos siempre iban a mantener su amistad y no necesitaban nada más que a ellos mismos para que eso dure siempre. Al volver a la orilla recuperaron su aspecto y reuniéndose con el callado compañero, lo invitaron a casa de Lorenzo a comer en forma de agradecimiento.
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