Izi llega a su cuarto después de haber desayunado, lo que tiene a primera vista en este es un espejo de cuerpo entero a donde ya está acostumbrada ir ni bien ingresa ella camina directamente a este sin pensarlo es una rutina verse siempre en él lo hace en todo momento no tiene que ser algo especial ni es necesariamente cuando se arregla simplemente es parte de ella.
Lo primero que reconoce es la silueta de su cuerpo seguido de su rostro este hoy luce cansado tiene unas ojeras que llaman la atención, esta pálida y su cabello ¡dios! ¿Cómo ha podido andar en su casa así?, se dice me tengo que maquillar cuanto antes no deseo escuchar a mi madre diciéndome que soy una descuidada y no me preocupo por mí.
¿Cuántas veces al día se para a mirarse ahí? Incontables veces, a veces es casi automático vive pendiente de como luce, quizá por lo juzgona que es su madre sobre su imagen y lo mal que la hace sentir, quizá también tiene que ver con la aceptación que necesita de todos para poder sentirse bien con ella misma.
No puede estar tranquila si no recibe un cumplido vive aferrada a la idea que tiene que verse bien en todo momento, su mamá siendo asesora de imagen la ha llevado a eso desde muy chica diciéndole de manera poco agradable que se cambie de ropa, que piense un poquito y le ponga más empeño a su imagen, esto ha calado profundamente en ella hasta llegar al extremo de no permitirse ver desarreglada en la intimidad de su casa.
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Leidy Fernandez
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