Había una vez un joven llamado Marco él rodeaba ya los 15 años siempre se le veía acompañado de sus mascotas las personas cercanas a él lo describían como, un buen muchacho, respetuoso, alegre. Todos en el barrio alagaban a sus padres Nancy y Vicente por la gran crianza que le habían dado al chico, algunas veces incluso les pedían consejos para así aplicarlo con sus hijos, los padres de Marco solo se reían, sin embargo, ellos sabían que habían sido afortunados con el regalo que les mando Dios.
Los padres de Marco guardaban un secreto y aunque este no se tratase de algo malo, sabían que podía resultarle doloroso a Marco por lo que tomaron la decisión de ocultárselo, un día los padres de Marco salieron de Piura hacia la capital, Marco a ser hijo único y por la gran confianza que sus padres le tenían se quedó en casa sin supervisión de un adulto.
Es así como un día llegando a casa luego de sacar a pasear a Fergus y Darla, Marco encuentra bajo su puerta una carta de una institución llamada Sagrado Corazón, el joven decide abrir la carta y se encuentra con la invitación de la directora para poder hablar acerca del joven que habían adoptado, ya que uno de sus padres solicitaba un permiso para poder conocerlo.
Marco no entendía muy bien lo que sucedía y de quien hablaba ¿acaso él sería adoptado?, muchas preguntas cruzaban su mente en ese momento después de un largo tiempo pensándolo llego a la conclusión de que si era el de quien hablaban, frustrado por no conocer esa parte de él y sentirse engañado llama a su mamá para confrontarla y le cuente la verdad de una vez, su madre quedo en silencio en la línea y le dijo que esperara a que lleguen para así hablarlo tranquilamente.
Los padres de marco al llegar a casa encontraron al muchacho desolado, ellos sin saber como reaccionar primero le preguntan a Marco que fue lo que sucedió este les cuenta todo, al final Vicente da una fuerte carcajada que deja aún más confundido a Marco por lo que rápidamente los padres pasan a explicarle que esa carta no era para ellos, sino para los dueños de esa casa y proceden a contarle el secreto que habían estado ocultándole y este termina siendo que se mudaran a la capital y que la casa había sido vendida hace ya unos meses y que ya habían hecho todos los cambios de dirección solo faltaba decírselo a él, pero que aún no habían encontrado el momento oportuno.
Leidy Fernandez.
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