Pedrito era un niño de 12 años que vivía en un barrio muy peligroso y pobre, el se levantaba muy temprano para ir a trabajar y llevar dinero a si casa para su abuelita porque estaba un poco enferma, una mañana se quedó dormido y apurado salió de su hogar para que no le quiten el pequeño puesto que tenía en una esquina de la avenida principal. Mientras corría se chocó con un profesor del Centro Educativo Lescanos, este muy sorprendido le empezó hacer preguntas: ¿Qué haces en la calle? ¿Por qué no estás estudiando? ¿Dónde están tus padres? Pedrito muy asustado solo atinó a salir corriendo sin mirar atrás, mientras que el profesor se quedó muy preocupado.
El día siguiente al encuentro el profesor madrugo para encontrarse otra vez con este muchacho y después de estar parado varios minutos llegó Pedrito, sin asustarlo se acercó hacia y le empezó hacer las mismas preguntas del día anterior, a lo que Pedrito solo le decía que él no tenía padres y trabajaba en las calles para ayudar a su anciana abuela, el profesor le preguntó si sabía leer y escribir, ya que a su edad ya debería hacerlo pero sospechaba que Pedrito nunca había tocado una escuela y este enseguida se lo confirmó.
Todos los días a la misma hora el profesor le alcanzaba unos cuantos panes y una quinoa a su pequeño amigo mientras le contaba que clases tenía que dar ese día mientras que Pedrito se iba interesando más en todo el tema de la escuela, hasta que un día, un poco tímido le preguntó al profesor: ¿Por qué yo no voy al colegio? Este le respondió que su apoderado tenía que inscribirse para que él pudiera recibir las clases como los otros niños, pero por mientras él le podía dar algunas clases después que saliera del colegio.
Fueron pasando los días, a Pedrito se le complicaba mucho el tema de las comas y mayúsculas ya que él jamás había recibido clases de esos temas así que el profesor le enseñó una canción que lo ayudará a captar los conceptos más rápido, diciéndole: ¡Tranquilo! Hay personas mucho mayor que tú que aún no saben utilizarlas correctamente, es algo que tienes que recordarlo siempre pues estará en todo el transcurso de tu vida y te puede salvar de muchos malentendidos.
Pedrito desanimado se esmeraba en aprenderse todos los conceptos del uso correcto de estos temas hasta que un día sin darse cuenta se paró al costado de un cartel que decía “a comer perros”, muchas personas lo miraban raro y un policía se le acercó y al verlo solo se lo llevó a la comisaría, Pedro sin entender nada pedía explicaciones, entonces el policía le enseño el cartel, el niño con una mirada confusa noto algo raro es la gramática y empezó a relacionarlo con las enseñanzas del profesor, explicándole al policía que fue una confusión y que el cartel estaba mal escrito, entre carcajadas los policías lo liberaron ya que era un menor y este se encontró con el profesor contándole todo lo que le había pasado por la culpa de una persona que no escribió correctamente.
Autora: Valeria Masiel Huamani Agurto
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